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Big Bang

Una de las cosas que más me ayudaban durante todo el proceso de recuperación era ir apuntando en un papelito todo lo que quería hacer durante el día, y cuando lo terminaba ir tachándolo. Lo que no tenía en mi lista y mucho menos en mi rutina es que me iba a explotar la cabeza cuando después de sentir el aroma de un café especial de Brasil que trajo mi padre iba a regresar todo, absolutamente todo.

De nuevo fui consciente de lo que había vivido casi que por segunda vez. De nuevo vi como una oportunidad a una vida normal que empezaba a disfrutar se me escapaba como agua entre las manos. Las heridas abiertas empezaron a arder de nuevo y con ellas los mismo pensamientos.

No quería correr a hablarle a mis amigos de como ya recordé todo, no, porque tarde o temprano volvería a desaparecer y sería seguir un ciclo que no se merecen. Tal vez, ahora es el momento ideal para que no quede rastro. Momento de volver a desaparecer.

No me hacían falta muchas cosas, al entrar a mi cuarto por fin volvió a tener sentido esa maqueta de un volcán. Paige, tal vez la única persona que me vio llorar, una de las dos personas que siempre consideré una amistad real y verdadera, la extrañaré aunque sé que ella está aun más cansada de extrañarme, con suerte, simplemente seré un pequeño recuerdo que irá desapareciendo.

Antes de marchar miro la pantalla de mi teléfono, quería enviarle un mensaje a Jimmy, confesarle como estuve locamente enamorado de él y que todas las noches me desvelaba con mis monstruos internos, pidiéndoles que se fueran y me dejaran ser normal solamente para poder corresponderle como se merece, como todas esas personas que pasaron por su vida no lo merecen, que vale mucho más de lo que cree. Pero, ¿para que reabrir más heridas?

En el fondo hasta me siento bien, ya he aceptado quién soy, uno más entre las sombras