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Hablemos de la felicidad.

El correr del tiempo me demostró que cada uno la concibe de manera diferente, tenés a quienes no pueden ser felices sin tener con quien competir, con quien vivir en una constante guerra, perseguirle hasta que reacciona, y si no lo hace, buscar un nuevo "objeto de afecto" para volver y comenzar de cero y tener algo que hacer en su absolutamente vacía vida. Tenés también a quién de la única manera que es feliz, es metiéndose en cama ajena y destruyendo, o tratando de destruir todo a su alrededor. Casualmente, y no por casualidad, ambos ejemplos están normalmente emparejados.

Escuchamos y no juzgamos, es la nueva frase que está de moda y que es tan hipócrita como el comportamiento anterior, que el tiempo se encargará de juzgarlo y poner las cosas en su lugar. El karma existe y llega pegándote donde más te duele.

El correr del tiempo te enseña también que la felicidad comienza en vos, en saber qué es lo que querés, perseguirlo con constancia, aferrarte a aquello que te hace bien y soltar lo que no suma en tu vida. No permitir que te metan en batallas que no estás dispuesta a pelear. Descubrir que son aquellas pequeñas cosas las que realmente valen, los momentos compartidos, la vida creada con amigos, familia, siempre desde el amor, con la lealtad como bandera.

Es una sola la vida, por más que nos den oportunidades de hacer un reset si creemos que se terminó, y cada uno sabrá qué es lo que necesita en ella. En mi caso no es mucho, pero vale muchísimo más que todo el dinero del mundo. Para mí se resume en tardes frescas a su lado, contemplando todo lo que fuimos construyendo con el correr de los años, sin daños a terceros, y proyectar aquello que todavía nos queda por vivir, juntos, como el primer día. Y sí, por supuesto, ser leal a mí misma y apreciar lo que me permití conseguir a lo largo de mi vida.